Yo nací en una ciudad donde se respira fútbol cada hora del día y cada día del año, ubicado en un país futbolero que seguimos muy cerca todo lo que tenga que ver con este deporte en todo el mundo.
A la gente le gusta estar con la gente y asistir a un estadio de fútbol es un medio para dicho fin. No es lo mismo ver un partido de fútbol solo o en tu casa, que acompañado de decenas de miles de personas alentando y gritando los cánticos de tu equipo favorito. Para los futbolistas tampoco sería lo mismo. La masa social da vida, alegría y entusiasmo. La pregunta sería ahora ¿por qué hacer vida de masas debe costar tan caro? La afición al fútbol sale cara. Una vez un taxista me comentó que él se gastaba al mes cien soles en fútbol, en asistir al estadio dos veces al mes acompañado de su hijo, cuando su equipo jugaba en casa, y en pagar el servicio de cable para poder ver los partidos internacionales televisados más interesantes.
Además, como él mismo me comentó, el aficionado siempre termina financiando al club de varias maneras: comprando acciones, que nunca le van a arrojar dividendo alguno, camisetas, bufandas, gorras, en las entradas para ver los partidos, dándoles publicidad al usar cualquiera de sus souvenirs, al comprar productos promocionados por sus futbolistas, etc. También las peñas de fútbol, que acompañan al equipo cuando éste juega fuera, se gastan buenas sumas de dinero. Así que hoy día las masas futboleras se han convertido en una fuente muy importante de financiación de los clubes de fútbol.
Y ésto lo saben muy bien los empresarios de fútbol, marketeros y publicistas todos estos relacionados al mundo futbolero. Todos ellos en complicidad con los medios de comunicación convierten a los futbolistas, en muchos casos con sólo tener estudios primarios, en megaestrellas deportivas, capaces de percibir millones y millones de dólares por conceptos de sueldos del club al que pertenecen, publicidad y otros ingresos.
Siguiendo con esta idea el fútbol se han fundido hoy día muchos intereses: los de los propietarios de los clubes, los de las empresas deportivas, los de las empresas publicitarias, los de los medios de comunicación y los de los propios futbolistas. Es una máquina de intereses que sólo se preocupa de cómo sacar a los aficionados y amantes del fútbol la mayor cantidad de dinero de los bolsillos. Así, el antiguo dueño de un club de fútbol como el Real Madrid, Florentino Pérez, acostumbrado a ganar muchísimos millones de euros al año, ve razonable que los jugadores ganen igualmente muchísimos millones de euros al año. Y a su vez lo jugadores ven razonable que su club haga lo imposible por aumentar sus arcas, aunque ello suponga la explotación de los aficionados…Qué feo suena verdad? Así es, como dijo una filósofa peruana business son business, por más crudo que suene.
Si no fuera por el marketing, los espectáculos organizados como los diferentes torneos nacionales e internacionales, así como las copas mundiales, que venden la oportunidad de tener a sus estrellas muy cerca de ellos y el marketing es el medio por el cual moldea la imagen de las estrellas basándose en estudios hechos a las grandes masas de admiradores.
El fútbol como fenómeno de masas y el marketing teniendo conocimientos para poder persuadir a esas masas van de la mano para llegar al cumplir con sus objetivos planteados.